Aunque la iglesia no insiste en el nuevo bautismo de
aquellas personas que vienen de otras comunidades
religiosas, y que fueron bautizadas por inmersión y
vivieron desde entonces una vida cristiana consecuente
en armonía con la luz que tenían, se reconoce que un
nuevo bautismo resulta
deseable.
De conversos provenientes de
otras comunidades religiosas.
"Este es un tema acerca del cual cada individuo debe
decidir concienzudamente en el temor de Dios. Este tema
debe ser presentado cuidadosamente con espíritu de
ternura y amor. Además, el deber de instar pertenece no
a uno,
sino a Dios; dad a Dios una oportunidad de obrar con su
Santo Espíritu sobre la mente, de manera que el
individuo se convenza perfectamente y esté satisfecho de
dar este paso avanzado. No se permitirá que sobrevenga
nunca el espíritu de controversia y contención sobre este
asunto. No quitéis la obra del Seor de sus manos para
ponerla en las vuestras. Si se trata debidamente
con los que con toda conciencia han hecho su resolución
en favor de los mandamientos de Dios, aceptarán toda
verdad esencial. Pero se necesita sabiduría para tratar
con la mente humana. Algunos necesitaran más tiempo que
otros para ver y comprender algunas verdades conexas.
Esto servirá especialmente cierto con respecto al asunto
del nuevo bautismo, pero hay una mano divina que los
conduce: un espíritu divino impresiona sus corazones, y
ellos sabrán que deben hacer, y lo harán (El
evangelismo, p. 274).
De miembros de iglesia y de ex
adventistas del 7º día.
Cuando los miembros cayeron en apostasía, y vivieron
de tal manera que la fe y los principios de la iglesia
fueron violados públicamente, deben, en caso de que se
conviertan de nuevo y soliciten ser aceptados nuevamente
como miembros, entrar a la iglesia como al principio,
mediante el bautismo.
(Véanse las pp. 204, 213.)
El Seor pide una reforma decidida. Y cuando un alma en
verdad se ha convertido de nuevo, debe ser bautizada
otra vez. Renueve ella su pacto con Dios, y Dios renovar
su pacto con ella (El evangelismo, p. 275).
A veces, los miembros que se mudan a una nueva localidad
se vuelven fríos o indiferentes, o incluso abandonan la
fe, pero sus nombres todavía permanecen en los libros de
la iglesia. Si más tarde recobran su experiencia
cristiana y desean ser rebautizados, el pastor o el
anciano de iglesia con la cual están ahora relacionados
debe comunicarse, antes de bautizarlos, con la iglesia
donde están registrados como miembros, notificándole el
reavivamiento espiritual del miembro en cuestión, y
haciendo los ajustes necesarios en materia de feligresa.
Para evitar cualquier confusión, tal persona no deberá
ser admitida en la feligresa de la nueva iglesia sin que
se den primeramente estos pasos.
Manual de Iglesia edición 16 pág. 42
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