La obra del Espíritu se asemeja a la lluvia:
"Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y
tardía". En el Oriente la lluvia temprana cae en el
tiempo de la siembra. Es necesaria para que la semilla
germine. Gracias a la influencia de estas lluvias
fertilizantes, aparecen los tiernos brotes. La lluvia
tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el
grano y lo prepara para la siega. El Señor emplea estos
fenómenos naturales para ilustrar la obra del Espíritu
Santo.*
Así como el rocío y la lluvia caen al principio para que
la semilla germine, y luego para que la cosecha madure,
se da el Espíritu Santo para que lleve a cabo a través
de sus etapas el proceso del crecimiento espiritual. La
maduración del grano representa la terminación de la
obra de la gracia de Dios en el alma. Mediante el póder
del Espíritu Santo se ha de perfeccionar en el carácter
la imagen moral de Dios. Debemos ser totalmente
transformados a la semejanza de Cristo.
La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra
representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia
para la venida del Hijo del hombre. Pero a menos que
haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja
verde no aparecerá. A menos que los primeros aguaceros
hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá
perfeccionar ninguna semilla.-TM 506 (189 7).
A. La aplicación histórica a la iglesia como conjunto:
La lluvia temprana vino en Pentecostés en el año 31 d.
C.:
En obediencia a la orden de Cristo, [los discípulos]
aguardaron en Jerusalén la promesa del Padre, el
derramamiento del Espíritu. No aguardaron ociosos. El
relato dice que estaban "de continuo en el templo,
alabando y bendiciendo a Dios" (Luc. 24: 53)...
Mientras los discípulos esperaban el cumplimiento de la
promesa, humillaron sus corazones con verdadero
arrepentimiento, y confesaron su incredulidad ... Los
discípulos oraron con intenso fervor pidiendo capacidad
para encontrarse con los hombres, y en su trato diario
hablar palabras que pudieran guiar a los pecadores a
Cristo. Poniendo aparte toda diferencia, todo deseo de
supremacía, se unieron en estrecho compañerismo
cristiano.-HAp 29-30 (1911).
El Espíritu fue derramado después que los discípulos
hubieron llegado a la unidad perfecta, cuando ya no
contendían por el puesto más elevado.-3JT 210-211
(1904). 189
El derramamiento del Espíritu en los días de los
apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana, y
gloriosos fueron los resultados. Hasta el fin del
tiempo, la presencia del Espíritu ha de morar con la
iglesia fiel.-HAp 45 (1911).
Consecuencias de la lluvia temprana en Pentecostés:
Bajo la influencia del Espíritu, las palabras de
arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de
alabanza por el perdón de los pecados... Miles se
convirtieron en un día...
El Espíritu Santo... los habilitaba para hablar con
facilidad idiomas antes desconocidos para ellos... El
Espíritu Santo hizo por ellos lo que los discípulos no
hubieran podido llevar a cabo en todo el curso de su
vida.-HAp 31-32 (1911).
Sus corazones estaban sobrecargados con una benevolencia
tan plena, tan profunda, de tanto alcance, que los
impelía a ir hasta los confines de la tierra, para
testificar del poder de Cristo.-HAp 37-38 (1911).
¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en
el día de Pentecostés? Las alegres nuevas de un Salvador
resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del
mundo habitado... La iglesia veía afluir a ella
conversos de todas direcciones. Los apóstatas se
reconvertían... La ambición de los creyentes era revelar
la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el
engrandecimiento de su reino.-HAp 39-40 (1911).
La
promesa de la lluvia tardía:
El derramamiento del Espíritu en los días de los
apóstoles fue "la lluvia temprana", y glorioso fue el
resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante.-3JT
211 (1904).
Cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una
concesión especial de gracia espiritual, para preparar a
la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este
derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la
lluvia tardía.-HAp 45 (1911).
Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la
tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento
de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde
los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios
serán derramados sobre sus hijos.-CS 517 (1911).
Esta obra será semejante a la que se realizó en el día
de Pentecostés. Como la "lluvia temprana" fue dada en
tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del
ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa
semilla, así la "lluvia tardía" será dada al final de
dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.-CS 669
(1911).
La
lluvia tardía producirá el fuerte clamor:
En ese tiempo, descenderá la "lluvia tardía" o
refrigerio de la presencia del Señor para dar poder: a
la voz fuerte del tercer ángel, y preparar a los santos
para que puedan subsistir durante el plazo cuando las
siete postreras 191 plagas serán derramadas.-PE 86
(1854).
Oí que los revestidos de la armadura proclamaban
poderosamente la verdad, con fructuosos resultados ..
Pregunté por la causa de tan profundo cambio y un ángel
me respondió: "Es la lluvia tardía; el refrigerio de la
presencia del Señor; el potente pregón del tercer
ángel".-PE 271 (1858).
B. La aplicación personal a los cristianos como
individuos
La
lluvia temprana produce conversión; la lluvia tardía
desarrolla un carácter semejante al de Cristo:
En ningún momento de nuestra experiencia podemos
prescindir de la ayuda que nos capacitó para comenzar.
Las bendiciones recibidas en ocasión dé la lluvia
temprana nos son necesarias hasta el mismo fin... Al
buscar a Dios para que nos conceda el Espíritu Santo, él
producirá en nosotros mansedumbre, humildad de mente, y
una consciente dependencia de Dios con respecto a la
lluvia tardía que trae perfección.-TM 507, 509 (1897).
El Espíritu Santo busca morar en cada alma. Si se le da
la bienvenida como a un huésped honrado, los que lo
reciban serán hechos completos en Cristo. La buena obra
que ha sido comenzada, será terminada; pensamientos
santos, afectos celestiales y acciones semejantes a las
de Cristo reemplazarán a los pensamientos impuros, los
sentimientos perversos y los actos rebeldes. -CH 561
(1896).
Podemos haber recibido cierta medida del Espíritu de
Dios, pero mediante la oración y la fe debemos tratar de
obtener una porción más abundante. No debemos cesar
nunca en nuestros esfuerzos. Si no progresamos, si no
asumimos la actitud necesaria para recibir tanto la
lluvia temprana como la tardía, perderemos nuestras
almas, y la responsabilidad será solamente nuestra...
Las convocaciones de la iglesia, tales como las
asambleas generales, las reuniones de la iglesia local y
todas las oportunidades en que se trabaja personalmente
por las almas, son las ocasiones señaladas por Dios para
dar la lluvia temprana y la tardía.-TM 508 (1897).
Cuando el caminó esté preparado para el Espíritu de
Dios, vendrá la bendición. Así como Satanás no puede
cerrar las ventanas del cielo para que la lluvia venga
sobre la tierra, así tampoco puede impedir que descienda
un derramamiento de bendiciones sobre el pueblo de
Dios.-1MS 144-145 (1887).
Debiéramos orar fervientemente por el descenso del
Espíritu Santo:
Debiéramos orar tan fervientemente por el descenso del
Espíritu Santo como los discípulos oraron en el Día de
Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en aquel entonces,
nosotros lo necesitamos más hoy en día.-5T 158 (1882).
El descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es
esperado como si se tratara de un asunto del futuro;
pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo.
Buscadlo, orad por él, creed en él. Debemos tenerlo, y
el cielo está esperando concederlo.-Ev 508 (1895).
La medida del Espíritu Santo que recibamos estará en
proporción a la medida de nuestro deseo de recibirlo y
de la fe que ejerzamos para ello, y del uso que hagamos
de la luz y el conocimiento que se nos dé.-RH Mayo 5,
1896.
No estamos suficientemente dispuestos a importunar al
Señor con nuestras peticiones y pedirle el don del
Espíritu Santo. El Señor quiere que lo importunemos con
este asunto. Quiere que insistamos con nuestras
peticiones ante el trono.-FE 537 (1909).
Debemos humillar nuestros corazones en verdadero
arrepentimiento:
La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es
la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro
medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra. Debe
haber esfuerzos fervientes para obtener las bendiciones
del Señor, no porque Dios no esté dispuesto a
conferirnos sus bendiciones, sino porque no estamos
preparados para recibirlas. Nuestro Padre celestial está
más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo
piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a
sus hijos. Sin embargo, mediante la confesión, la
humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente
nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de
las cuales ha prometido Dios concedernos su bendición.
Sólo en respuesta a la oración debe esperarse un
reavivamiento.-1MS 141 (1887).
Debe haber un reavivamiento cabal entre nosotros. Debe
haber un ministerio convertido. Debe haber confesiones,
194 arrepentimiento y conversiones. Muchos que están
predicando la Palabra necesitan la gracia transformadora
de Cristo en sus corazones. No debieran permitir que
nada les impida hacer una obra cabal antes que sea
demasiado tarde para siempre.- Carta 51, 1886.
La
reforma debe acompañar al reavivamiento:
Deben producirse un reavivamiento y una reforma bajo el
ministerio del Espíritu Santo. El reavivamiento y la
reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento
significa una renovación de la vida espiritual, un
avivamiento de las facultades de la mente y el corazón,
una resurrección de la muerte espiritual. La reforma
significa una reorganización, un cambio en ideas y
teorías, en hábitos y prácticas. La reforma no producirá
el buen fruto de justicia a menos que esté conectada con
el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la
reforma han de hacer su obra designada, y al hacerlo,
deben fusionarse.-RH Febrero 25, 1902.
Debemos desechar toda lucha y disensión:
Cuando los obreros tengan un Cristo que more
permanentemente en sus almas, cuando todo egoísmo esté
muerto, cuando no haya rivalidad ni lucha por la
supremacía, cuando exista unidad, cuando se santifiquen
a sí mismos, de modo que se vea y sienta el amor mutuo,
entonces las lluvias de gracia del Espíritu Santo
vendrán sobre ellos tan ciertamente como que la promesa
de Dios nunca faltará en una jota o tilde. Pero cuando
es rebajada la obra de otros, para que los obreros
puedan mostrar 195 su propia superioridad, demuestran
que su propia obra no lleva la señal que debiera. Dios
no puede bendecirlos.-1MS 206 (1896).
Si subsistimos en el gran día del Señor, con Cristo como
nuestro refugio y nuestra fortaleza, debemos abandonar
toda envidia y toda contienda por la supremacía. Debemos
destruir completamente la raíz de estas cosas impías
para que no puedan surgir de nuevo a la vida. Debemos
ponernos plenamente del lado del Señor. -CDCD 258
(1903).
Desechen los cristianos todas las disensiones, y
entréguense a Dios para salvar a los perdidos. Pidan con
fe la bendición prometida, y ella les vendrá.-3JT 211
(1904).
Amaos
unos a otros:
El cristianismo se ha de revelar en el más tierno afecto
mutuo... Cristo ha de recibir supremo amor de parte de
los seres que ha creado. Y requiere que el hombre
fomente una consideración sagrada por sus prójimos. Cada
alma salvada lo será por el amor que comienza con Dios.
La verdadera conversión es un cambio del egoísmo al amor
santificado para Dios y al amor mutuo entre los
hombres.-1MS 134-135 (1901).
Los atributos que Dios más aprecia son la caridad y la
pureza, y debieran ser estimados por todo cristiano. -5T
85 (1882).
El argumento más poderoso en favor del Evangelio es un
cristiano amante y amable.-MC 373 (1905). 196
Se
requiere una entrega total:
Dios no aceptará nada menos que una entrega sin
reservas. Los cristianos indiferentes y pecaminosos
nunca podrán entrar en el cielo. No encontrarían
felicidad en él, porque no saben nada de los principios
elevados y santos que gobiernan a los miembros de la
familia real. El verdadero cristiano mantiene abiertas
hacia el cielo las ventanas del alma. Vive en
compañerismo con Cristo. Su voluntad se conforma a la de
Cristo. Su mayor deseo es llegar a ser más y más
semejante a él.-RH Mayo 16, 1907.
No podemos emplear al Espíritu Santo. El Espíritu ha de
emplearnos a nosotros. Por el Espíritu obra Dios en su
pueblo "así el querer como el hacer, por su buena
voluntad" (Fil. 2: 13). Pero muchos no quieren someterse
a eso. Quieren manejarse a sí mismos. Esta es la razón
por la cual no reciben el don celestial. Únicamente a
aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan
para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu.-DTG
626 (1898).
Hay
que despejar el camino para la lluvia tardía:
Vi que nadie podrá participar del "refrigerio" a menos
que haya vencido todas las tentaciones y triunfado del
orgullo, el egoísmo, el amor: al mundo y toda palabra y
obras malas. Por lo tanto, debemos acercarnos más y más
al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria
que nos habilite para permanecer firmes en la batalla,
en el día del Señor.-PE 71 (1851). 197
Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro
carácter, limpiar el templo del alma de toda
contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre
nosotros como cayó la lluvia temprana sobre los
discípulos en el día de Pentecostés.-2JT 69 (1882).
No hay nada que Satanás tema tanto como que el pueblo de
Dios despeje el camino quitando todo impedimento, de
modo que el Señor pueda derramar su Espíritu sobre una
iglesia decaída y una congregación impenitente... Cada
tentación, cada influencia opositora, ya sea manifiesta
o secreta, puede ser resistida con éxito, "no con
ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos" (Zac. 4: 6).-1MS 144-145
(1887).
Vendrá la lluvia tardía y la bendición de Dios llenará
cada alma que esté purificada de toda contaminación.
Nuestra obra hoy es rendir nuestra alma a Cristo para
que podamos ser hechos idóneos para el tiempo del
refrigerio de la presencia del Señor: idóneos para el
bautismo del Espíritu Santo.-1MS 223 (1892).
Convertíos en obreros activos en el servicio de Cristo:
Cuando las iglesias lleguen a ser iglesias vivientes y
laboriosas, se les dará el Espíritu Santo en respuesta a
su sincero pedido... Entonces se abrirán las ventanas
del cielo para los aguaceros de la lluvia tardía.-RH
Febrero 25, 1890.
El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina
toda la tierra con su gloria, no acontecerá hasta 198
que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por
experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios.
Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de todo
corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un
derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no
ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no
colabore con Dios.-SC 314 (1896).
Cuando la iglesia haya dejado de merecer el reproche de
indolencia y pereza, el Espíritu de Dios se manifestará
misericordiosamente. La potencia divina será revelada.
La iglesia verá las dispensaciones providenciales del
Señor de los ejércitos.-3JT 308 (1909).
"Mantener limpio el recipiente y ponerlo boca arriba"
"Mantener limpio el recipiente y ponerlo boca arriba":
No necesitamos preocuparnos por la lluvia tardía. Todo
lo que debemos hacer es mantener limpio el recipiente y
ponerlo hacia arriba, listo para recibir la lluvia
celestial, y perseverar en oración: "Haz que la lluvia
tardía llene mi vasija. Que la luz del ángel glorioso
que se une con el tercer ángel brille en mí: dame una
parte en la obra; déjame proclamar el mensaje; permíteme
ser el colaborador de Jesucristo". Al buscar así a Dios,
permítanme decirles que él está permanentemente
preparándolos, dándoles su gracia.-ATO 281 (1891).
La respuesta puede venir con celeridad repentina y con
poder abrumador, o puede demorarse por días y semanas, y
nuestra fe ser probada. Pero Dios sabe cómo y cuándo
contestar nuestra oración. Nuestra parte del trabajo es
ponernos en conexión con el canal divino. 199 Dios es
responsable por su parte del trabajo. Fiel es el que ha
prometido. El asunto grande, e importante para nosotros
es ser de un corazón y mente, desechando toda envidia y
malicia y, como humildes suplicantes, velar y esperar.
Jesús, nuestro Representante y Cabeza, está listo para
hacer por nosotros lo que hizo por los que estaban
orando y velando en el Día de Pentecostés.-3SP 272
(1878).
No tengo ningún tiempo específico del cual hablar,
cuando se efectuará el derramamiento del Espíritu Santo,
cuando descenderá del cielo el ángel poderoso y se unirá
con el tercer ángel en la terminación de la obra en este
mundo. Mi mensaje es que nuestra única seguridad radica
en estar listos para el refrigerio celestial, con
nuestras lámparas despabiladas y encendidas.-1MS 225
(1892).
No
todos recibirán la lluvia tardía:
Se me mostró que si el pueblo de Dios no hace esfuerzos
de su parte, sino que espera que el refrigerio descienda
sobre ellos y elimine sus faltas y corrija sus errores;
si depende de eso para limpiarse de la inmundicia de la
carne y del espíritu, y alistarse para participar en el
fuerte clamor del tercer ángel, será hallado falto.-1T
619 (1867).
¿Esperamos ver que se reavive toda la iglesia? Ese
tiempo nunca llegará. Hay personas en la iglesia que no
están convertidas y que no se unirán a la oración
ferviente y eficaz. Debemos hacer la obra
individualmente. Debemos orar más y hablar menos.-1MS
142 (1887).
Podemos estar seguros de que cuando el Espíritu Santo
sea derramado, los que no recibieron y apreciaron la
lluvia temprana no verán ni entenderán el valor de la
lluvia tardía.-TM 399 (1896).
Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que
tienen, recibirán más luz. Amenos que estemos avanzando
diariamente en la ejemplificación de las virtudes
cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones
del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar
derramándose en los corazones de los que están en torno
de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo
recibiremos.-TM 507 (1897).
Los que no hacen esfuerzos decididos, sino que
simplemente esperan que el Espíritu Santo los fuerce a
obrar, perecerán en las tinieblas. No habéis de sentaros
tranquilamente y permanecer ociosos en la obra de
Dios.-SC 283 (1903). 201
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