Uno de los grandes enigmas que se han presentado a los comentadores de la Biblia a través de los siglos ha sido la identidad
de Belsasar. Hasta 1861 no se había descubierto en los registros antiguos ninguna mención de tal rey. El nombre de Belsasar
sólo se conocía por el libro de Daniel y por obras que tomaron prestado el nombre de Daniel, como por ejemplo el libro apócrifo
de Baruc y los escritos de Josefo. Se trató muchas veces de armonizar la historia secular con los registros bíblicos. La dificultad
se acentuaba porque varios documentos antiguos presentaban listas de los reyes de Babilonia hasta el fin de la historia de
esa nación, y todas ellas mencionaban a Nabonido-escrito con diferentes grafías- como último rey antes de Ciro, que fue el
primer rey de Persia. Puesto que Ciro conquistó a Babilonia y sucedió a su último rey babilonio, parecía no haber cabida para
Belsasar en el linaje real. Por otra parte, el libro de Daniel pone los acontecimientos que precedieron inmediatamente a la
caída de Babilonia durante el reinado de Belsasar, un "hijo" de Nabucodonosor (ver com. cap. 5: 2), el cual perdió
la vida durante la noche cuando fue tomada Babilonia por los invasores medos y persas (cap. 5: 30).
De las numerosas interpretaciones que anteriormente se presentaban para explicar la aparente discrepancia entre los registros
bíblicos y otras fuentes antiguas, enumeramos las siguientes (según Raymond P. Dougherty, Nabonidus and Belshazzar, pp. 13-14):
Belsasar fue:
(1) otro nombre del hijo de Nabucodonosor conocido como Evil-merodac,
(2) un hermano de Evil-merodac,
(3) un hijo de Evil-merodac, y por consiguiente nieto de Nabucodonosor,
(4) otro nombre de Nergal-shar-usur, yerno de Nabucodonosor,
(5) otro nombre de Labashi-Marduk, hijo de Nergal-shar-usur,
(6) otro nombre de Nabonido, y
(7) el hijo de Nabonido y de una hija de Nabucodonosor.
Según otra opinión, mantenida por la mayoría de los eruditos críticos antes del descubrimiento del nombre de Belsasar
en documentos cuneiformes hacia fines del siglo XIX, el nombre Belsasar era una invención del autor del libro de Daniel, quien,
según afirmaciones de esos críticos vivió en tiempos de los macabeos en el siglo II a. c.
La lista de opiniones divergentes muestra la naturaleza y la magnitud del problema histórico que afrontaron los intérpretes
del libro de Daniel, libro que pareciera tener más problemas que cualquier otro libro de igual extensión del AT. El hecho
de que la identidad y el cargo de Belsasar hayan sido ahora completamente establecidos mediante documentos de la época, que
confirman así el relato del cap. 5, es uno de los grandes triunfos de la arqueología bíblica del siglo pasado. La gran importancia
que tiene esta realización merece un breve repaso del tema.
En 1861 H. F. Talbot publicó ciertos textos encontrados en el Templo de la Luna de Ur,en el Journal of the Royal Asiatic
Society, t. 19, p. 195. Los textos contenían una oración de Nabonido pronunciada en favor de Bel-shar-utsur, su hijo mayor.
Varios escritores, entre ellos George Rawlinson, hermano del famoso descifrador de la escritura cuneiforme, identificaron
a este Belshar-utsur con el Belsasar bíblico. Otros rechazaron esta identificación, entre ellos Talbot mismo, que en 1875
publicó una lista de sus argumentos a junto con una nueva traducción del texto que mencionaba a Belsasar (Records of the Past,
t. V, pp. 143-148). Siete años más tarde (1882) Teófilo G. Pinches publicó un texto hallado el año anterior y que ahora se
llama Crónica de Nabonido. Este texto describe la toma de Babilonia por Ciro y declara también que Nabonido permaneció en
Tema durante varios años mientras su hijo estaba en Babilonia. Aunque en ese entonces Pinches no comprendió plenamente el
texto e identificó erróneamente a Tema, que está en la Arabia occidental, hizo algunas deducciones acertadas en cuanto a Belsasar.
Observó por ejemplo que Belsasar "parece haber sido comandante en jefe del ejército, probablemente tenía mayor influencia
en el reino que su,padre, y por eso era considerado como rey" (Transactions of the Society of Bíblica Archaeology, 1882,
t. Vll, p. 150).
En los años siguientes se encontraron textos que aclararon las diversas funciones de cargos importantes que desempeñó
Belsasar hijo de Nabonido, antes y durante el reinado de su padre. Sin embargo, ninguno de estos textos llamaba a Belsasar
rey, como lo hacia la Biblia. A pesar de esto, algunos eruditos, basándose en la evidencia que iba acumulándose, sugirieron
la opinión -que después resultó acertada- que los dos podrían haber 834 sido corregentes. En 1916 Pinches publicó un texto
en el cual Nabonido y Belsasar eran invocados juntos en un juramento. Afirmó que textos como éste indicaban que Belsasar debió
haber tenido una "posición real" aunque también afirmó que "nos queda aún por saber cuál fue el cargo exacto
que tuvo Belsasar en Babilonia" (Proceedings of the Society of Bíblica Archaeology, t. 38 (9161), p. 30).
La confirmación de la conclusión de que hubo corregencia entre Nabonido y Belsasar se produjo finalmente en 1924, cuando
Sidney Smith publicó el así llamado "Relato en verso de Nabonido" del Museo Británico, en el cual se hace la clara
afirmación de que Nabonido "confió el reinado" a su hijo mayor (Babylonian Historical Text [Londres, 1924], p. 88;
ver traducción de Oppenheim en Ancient Near Eastern Texts, Ed. por Pritchard [Princeton, 1950], p. 313). Este texto que eliminó
toda duda de que Belsasar hubiera sido rey, resultó un duro golpe para los eruditos de las escuelas de la alta crítica que
pretendían que Daniel había sido escrito en el siglo II a. C. Su dilema se refleja en las palabras de R. H. Pfeiffer de la
Universidad de Harvard, quien dice:
"Es de suponer que nunca sabremos cómo supo nuestro autor... que Belsasar, sólo mencionado en los registros babilónicos,
en Daniel y en Baruc 1: 11, libro basado en Daniel, estaba actuando como rey cuando Ciro tomó Babilonia" (Introduction
to the Old Testament [Nueva York, 1941], pp. 758-759).
El descubrimiento de tantos textos cuneiformes que proyectan luz sobre el reinado de Nabonido y Belsasar indujo a Raymond
P. Dougherty de la Universidad de Yale a reunir todo el material original, tanto cuneiforme como clásico, en una monografía,
que apareció en 1929 bajo el título Nabonidus and Belshazzar (New Haven, 1929, 216 páginas).
"Las inscripciones cuneiformes indican que Nabonido era hijo del príncipe de Harán, Nabu- balatsu-iqbi, y de la sacerdotisa
del Templo de la Luna de Harán. Después de que los medos y babilonios tomaron Harán en 610 a. C., quizá la madre de Nabonido
fue tomada como una prisionera distinguida y llevada al harén de Nabucodonosor, de manera que Nabonido creció en la corte
a la vista del gran rey. Muy probablemente fue él el "Labyneto" de Herodoto (i. 74), que sirvió de mediador entre
los lidios y los persas en el año 585 a. C. Esto es evidente por las siguientes observaciones: Herodoto llama "Labyneto
el babilonio" al rey de Babilonia que reinaba cuando cayó Sardis, en 546 (i. 77). Más tarde identifica con este mismo
nombre al padre del gobernante de Babilonia en la época de su caída, en 539 a. C. (i. 188). Sabemos que Nabonido era rey de
Babilonia en 546 a. C. y que también era padre de Belsasar. El hecho de que en 585 a. C. se hubiera elegido a Nabonido como
representante diplomático de Nabucodonosor era un alto honor que muestra que el joven debe haber sido un favorito del rey
en ese tiempo. Es posible, como piensa Dougherty, que su esposa Nitocris, a quien Herodoto describe como una mujer sabia (i.
185-188), fuera hija de Nabucodonosor y de una princesa egipcia.
Sin embargo, las relaciones familiares entre Belsasar, el hijo de Nabonido, y Nabucodonosor no se han determinado definitivamente
mediante los registros de esa época.
Por falta de información más completa es imposible actualmente determinar en forma precisa cómo se han de entender las
repetidas afirmaciones del cap. 5, de que Nabucodonosor era padre de Belsasar. El uso bíblico permite que la palabra "padre"
signifique también "abuelo" o "antepasado" (ver com. 1 Crón. 2: 7). Se han presentado 3 interpretaciones:
(1) Nabonido era yerno de Nabucodonosor, y Belsasar era nieto de Nabucodonosor por parte de su madre.
(2) Nabonido era llamado hijo porque su madre pertenecía al harén de Nabucodonosor y él era por lo tanto su hijastro.
(3) Belsasar sólo era hijo en el mismo sentido del caso análogo de Jehú, rey de Israel, a quien las inscripciones asirias
de ese entonces llaman "hijo de Omri". Jehú no tenía parentesco de consanguinidad con la casa de Omri, sino que
Jehú exterminó a la dinastía que Omri había fundado y fue el siguiente rey de Israel.
Los registros cuneiformes han proyectado abundante luz sobre Belsasar, su cargo y sus actividades durante los años en
que fue corregente con su padre. Después de darle el reinado a Belsasar en 553/552 a. C. o poco después (ver com. cap. 5:
1-2), Nabonido dirigió una expedición exitosa contra Tema, en Arabia, y fijó allí su residencia por muchos años. Durante ese
tiempo Belsasar se desempeñó como rey en Babilonia y comandante en jefe del ejército. Aunque los documentos legales siguieron
fechándose según los años del reinado de Nabonido, el hecho de que los 835 nombres de padre e hijo se pronunciaran juntos
en los juramentos, mientras que bajo los reinados de otros reyes sólo se usaba un nombre, muestra claramente el gobierno conjunto
de Nabonido y Belsasar.
La información obtenida de fuentes extrabíblicas, que acabamos de presentar brevemente, ha vindicado en forma positiva
la precisión histórica del cap. 5. Al concluir su monografía sobre Nabonido y Belsasar, Dougherty ha expresado con vigor esta
convicción:
"De todos los registros no babilónicos que tratan de la situación del Imperio Neobabilónico en sus postrimerías,
el quinto capítulo de Daniel sigue en precisión a la literatura cuneiforme en lo que concierne a los acontecimientos resaltantes.
El relato bíblico puede considerarse superior porque usa el nombre Belsasar, porque atribuye a Belsasar poder real y porque
reconoce que existía un gobierno dual en el reino. Los documentos cuneiformes del siglo VI a. C. proporcionan una clara evidencia
de la corrección de estos tres hechos históricos básicos contenidos en el relato bíblico que tratan de la caída de Babilonia.
Los textos cuneiformes escritos bajo influencia persa en el siglo VI a. C. no han conservado el nombre de Belsasar, pero describen
en forma convincente su papel de príncipe heredero, con poder regio durante la estada de Nabonido en Arabia. Dos famosos historiadores
griegos de los siglos V y IV a. C. no mencionan a Belsasar por nombre, y sólo insinúan vagamente la verdadera situación política
existente en tiempo de Nabonido. Los anales griegos aproximadamente de comienzos del siglo III al I a. C. no dicen absolutamente
nada en cuanto a Belsasar y la preeminencia que tuvo durante el último reinado del Imperio Neobabilónico. Toda la información
hallada en todos los documentos con fecha posterior a los textos cuneiformes del siglo VI a. C. y anterior a los escritos
de Josefo del siglo I d. C. no ha podido proporcionar el material necesario para el marco histórico del quinto capítulo de
Daniel" (Op. cit., pp. 199-200).
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